SUITE FOR TOY PIANO

¿Quién se toma el tiempo, de escribir una suite para un piano de juguete?

Del buen humor a la profundidad de una obra de arte, el compositor estadounidense John Cage, de quien he descubierto su obra, más por un accidente que por propio interés, pues, es a partir de la curiosidad que me doy a la tarea de buscar lo que ha pasado con la música y el postmodernismo. 

En esta búsqueda de artistas cuya creación se ubicara dentro del postmodernismo, me encontré en primer lugar con el artista, de origen norte americano Jean Michel Basquiat, quien no me atrajo por su obra específicamente, si no por esa afinidad que tiene con mi quehacer como músico. Basquiat, aunque es un artista reconocido por su trabajo plástico, tocaba el teclado y el clarinete, y aunque no profundicé en su vida y obra, no tengo antecedentes que me indiquen que este artista haya realizado trabajos de índole sonora. 

De todas formas me aventuré a revisar algunas de sus obras y me di a la tarea de seleccionar una. La obra de Jean Michel Basquiat que particularmente llamo mi atención en ese momento fue: Arroz con pollo, (1981. Acrílico y crayón de óleo sobre tela)

Pero rápidamente cambie de opinión cuando me encontré con la obra de un genial y gran artista, compositor, poeta y ensayista, John Cage, a quien su biografía lo sitúa dentro de la corriente vanguardista norteamericana de la segunda mitad del siglo XX, no me pude resistir y casi de inmediato, me dejé atrapar por sus ideas hechas música.

Ese primer encuentro con John Cage, fue a través de la obra 4-33, de la cual ya hablaré en un Próximo Blog. Resulta inevitable para mi no conmoverme a partir de la obra de este artista, pues habiendo sido yo educado en el arte de la música, me cautivo fácilmente ante una propuesta musical “bien hecha” que cuente con matices, ritmo, movimiento y por supuesto, esa genialidad sublime que solo puede dar un verdadero artista a su obra.

No solo el corazón me lleva a escoger la obra de Cage, y es aquí donde quiero hablar de la obra que escogí para escribir este documento; se trata de Suite For Toy Piano, y es por la simpleza del instrumento que Cage escoge para hacer su obra que me empiezo a maravillar; un instrumento tan simple como ese pequeño niño para el que fue diseñado, un instrumento que no tiene más allá de una octava y media en su registro y cuya capacidad sonora es muy limitada. 

Cage en esta ocasión le concede a mis sentidos una pieza sutil con un aire infantil, la cual por momentos me recuerda esas rondas propias de nuestro folclor y que aprendí de pequeño; esta caprichosa melodía se mueve por grados conjuntos, dentro de patrones irregulares de tiempo que son interrumpidos de repente por un ostinato melódico y digo caprichosa pues al escuchar y observar la interpretación, pareciera como si el artista fuese tocando lo que le pasa por la mente a manera de improvisación, pero, ¿Qué quiere decir Cage con esto? ¿Que expresa en esta sinfonía para un piano de juguete? O las preguntas deberían ser, ¿Qué quiero escuchar yo? ¿Qué dice en mí esta obra?  

Soy profesor de música y la mayor parte de la población a la que le enseño son niños pequeños, a los que entre otras cosas los acerco al piano, para crearles un vínculo con la música. Cuando me encuentro con, Suite for Toy Piano, no puedo evitar evocar a mis estudiantes y sus intentos por hacer sonar el instrumento, de igual manera aflora en mi el sentimiento ante el sistema de educación, a esas muchas problemáticas que afronta la educación artística de mi país y que a veces parece estar inmersa en un círculo vicioso que no quiere terminar y que parece no preocupar ni a los propios educadores que se encuentran sentados en su cómodo conformismo, dejando que la educación artística se estanque en imaginarios sin cumplir, que no van mas allá de unos lineamientos o unas consideraciones.

 

John Cage es ese hombre/niño héroe, que sin importar la crítica, el prejuicio o el límite establecido por el arte o la vida, él, expresa sus inquietudes y explora su mundo enseñándonos así como lo hacen esos grandes maestros a los que tengo la alegría y el honor de enseñarles, esos grandes maestro, los niños.

  

Ser maestro de arte, en nuestra sociedad, requiere de un sinnúmero de herramientas que acarrean consigo una reflexión implícita del verdadero carácter de la pedagogía artística, en el sentido de que esta no solamente conlleva un saber sino más que eso, nos direcciona a la creación e interpretación de nuevas realidades, que a la larga suscitarán en los estudiantes una serie de conocimientos guiados por el maestro mismo, un maestro preparado y dispuesto a generar un cambio, una ruptura como la que crea John Cage en su obra.

John Cage es un artista del cambio, un artista de la novedad, cuyo material de trabajo es la música, ese mismo material con el que muchos profesores de música al igual que yo queremos hacer ruptura y procurar un cambio, no solo en nuestros estudiantes, también en la conciencia de nuestra sociedad que necesita intensamente del arte.

Por: Lic. Alexander Moreno Cano.

Nota: Por tranquilidad del lector, declaro que lo relacionado en este documento parte de mi criterio y mi sentir personal y que nada de lo expuesto aquí incurre en plagio intelectual; para soportar mis ideas cito a continuación algunas de las fuentes consultadas.

 

Fuentes de Consulta:

1. La estética musical desde la antigüedad hasta el siglo xx Enrico Fubini
2. Biografía Jean Micchell basquiat
3. http://www.opusmusica.com/041/cage.html
4. Suite For Toy Piano http://www.youtube.com/watch?v=Ep5fNEeoh74
5. 4-33 http://www.youtube.com/watch?v=hUJagb7hL0E
6. Arroz con pollo http://www.acidlife.com/deface/basquiat01.html